Pedigüeños acuden a las calles sin importar al Covid-19


Pedigüeños se tiran a las calles pese al Covid-19
Estaba protegido con una mascarilla para prevenir contagio de coronavirus y una franela en la cabeza para protegerse del sol.
 

No hay comida en mi hogar, por favor, ayúdenme, no hay enfermos, tengo 2 niños”. Mostrando ese men­saje en un cartón, un pedi­güeño imploraba ayuda en la avenida Winston Chur­chill del Distrito Nacional.

Estaba protegido con una mascarilla para prevenir contagio de coronavirus y una franela en la cabeza para protegerse del sol.

Su rostro no estaba cubierto, pero cuando se percató de que el fotorre­portero Raúl Ascencio lo estaba captando con el lente de la cámara, desde el vehículo con el logo de Listín Diario, cubrió su rostro y dio la espalda para que no lo identificaran.

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Continuamos por la avenida Churchill, pero al retornar nueva vez al lugar, el pedigüeño continuaba su labor. Vimos cómo se asomaba a los choferes y recibía dinero.

Él no era el único que estaba pidiendo limosna en las calles del capital pasado el mediodía de ayer, en el inicio de la segunda prórroga del estado de emergencia que declaró el Gobierno, previa autorización del Congreso Nacional, a fin de mantener las medidas para prevenir la pandemia del coronavirus en República Dominicana.

En algunos puntos había más pedigüeños, entre ellos personas con discapacidades y madres haitianas con hijos en brazos.

En la intersección forma­da por las avenidas Máximo Gómez y 27 de Febrero es­taba un joven con discapa­cidad física, que pedía sen­tado en una silla de ruedas.

Se movía rápidamente en su silla de rueda detrás de los vehículos, sin temor a ser chocado, ni a contagiar­se con el Covid-19.

Cuando lo abordé, me hi­zo una seña con las manos diciéndome que tenía mas­carilla, como respuesta a la pregunta que le hice de si no tenía miedo al coronavi­rus.

Y de inmediato continúo su oficio de pedir, sin querer identificarse ni dar detalles de las dificultades económi­cas que padece, que lo im­pulsan a pedir en las calles.

Siguiendo el recorrido por la ciudad se observó a mujeres haitianas en dis­tintos puntos de la Chur­chill, que daban la espalda y se tapaban la cara cuando veían se les estaba tomando fotos.


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